En una pequeña oficina en el piso 4 de la sede de la STASI en Berlín Oriental, Köhler (El Artista) tiene su pequeño taller de falsificación de documentos. El Artista es un falsificador integral. Falsifica cuanto documento, billete o firma que exista sobre la tierra. Ningún agente de la STASI sale de la RDA sin un pasaporte hecho por Köhler.
El mundo de Köhler transcurre en una monótona burbuja de concreto, donde permanece aislado de las vicisitudes de la escases y la represión del régimen de Honeker. Hasta que un día de otoño de 1989, el muro que lo protegía se derrumbó.
Por primera vez Köhler debe enfrentar la persecución el frío y la pobreza. Hasta que va a parar la frontera norte de Turquía. Allí Köhler falsifica documentos, por comida para la mafia de los armenios. Hasta que los avatares de la fortuna lo llevan a Cuba. Köhler va preso por estar de polizón en un barco cargado de heroína.
Como en la historia Bíblica de José, el talento no perdido de Köhler salva al director de la prisión cubana de un fusilamiento seguro. Köhler a los 48 años tiene ahora un nuevo mecenas, Fidel. Y tiene un nuevo taller, en una de las casas del G2, donde enseña a otros su arte.
Hoy Köhler a sus 53 años tiene un nuevo y envidiable reto. Le toca (al menos en papel) ser el Comandante Panelo. El Artista, firma en nombre de Panelo todos los decretos de Raúl y el Autobusero los ejecuta raudamente.
Raúl maneja al Autobusero al punto de incluso hacerlo disfrazar de Ernesto. Todos los caprichos de Raúl llevan la firma de Panelo, pero del brazo del Artista.
Pero Raúl y Köhler tienen un secretico bien guardado de los ojos de El Autobusero, Ojitos lindos y Pluma Blanca. Köhler está conectado al Credit Suisse Banken, y se dispone a hacer una transferencia de fondos, de las cuentas de Venezuela a las de Cuba.
Pero para hacer esa transferencia de fondos, hace falta mucho más que una firma. Se necesita una Combinación Biométrica.
¿Recuerdan el CAPITULO 7 cuando el cuerpo de Panelo estalló en la ThermoWell D400?
Cuando por fin recogieron los restos de Panelo, todos estaban demasiado asqueados como para inventariarlos. Nadie preguntó por qué faltaban ambos pulgares de las manos y el ojo izquierdo.
No se pierdan el CAPITULO 9: PARTES INNOBLES
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